¿A quién le perteneces?

Foto por Liz Pagliuco

Foto por Liz Pagliuco

Esta pregunta está relacionada con a quién o a qué somos leales

Por Naomi Campos

Cada uno de nosotros está diseñado de una manera única, con personalidad, fortalezas,  pasiones, sueños, deseos, valores y diversas experiencias de vida. Sin embargo, nuestras  decisiones se ven afectadas por la manera en la que contestamos a la pregunta: ¿a quién le pertenezco?

Antes de que la nueva generación de israelitas entrara en la tierra prometida, Moisés dio un discurso en el cual los exhortó a obedecer a Dios y a no repetir los errores de sus padres. Los invitó a amar, a obedecer y a ser fieles a Dios. 

La primera parte del discurso contenía una oración que se sigue haciendo de mañana y tarde. Es una oración de devoción a Dios conocida como Shema y la primera parte se traduce así: 

Shema (Escucha), Israel, 

Adonai (el Señor)  

elohenu (nuestro Dios), 

Adonai (el Señor) 

echad! (uno solo). 

¡Escucha, Israel! 

La primera palabra Shema se traduce como «escucha», pero posee un significado aún más profundo que simplemente oír sonidos. Se trata de poner atención y responder con una acción a lo que se ha escuchado. En otras palabras, este verbo en hebreo implica la consecuencia natural: obedecer.

El Señor es nuestro Dios, solamente el Señor. La palabra echad significa «uno» o «solo». Dios es el único que es reconocido como el Dios de Israel, sin importar a cuántos dioses adoraban las demás naciones. 

El Shema implica más que solo una oración; es un llamado a la lealtad absoluta a Dios y a rechazar cualquier lealtad a otros dioses. Solo a Él debemos adorar y servir. El reconocer a Dios como su Señor, distinguió al pueblo de Israel de las naciones vecinas. Ellos, sin lugar a dudas, podían responder a la pregunta: ¿a quién perteneces?

Esta pregunta está relacionada con a quién o a qué somos leales. Las decisiones que tomamos son guiadas por nuestra lealtad a nosotros mismos, a otra persona, a una nación o a Jesús. Es el color con el que «pintamos» nuestro propósito y marca la trayectoria general de nuestra vida. 

Cuando cedemos nuestra voluntad al señorío de Dios, cualquier decisión para seguirlo se vuelve más sencilla. Tener el patrón de hacer a Jesús nuestro Señor nos permite escoger y actuar conforme a lo que nos pida. 

Al entregarle todas las áreas de nuestra vida, Él puede sanar, transformar y redimir incluso aquellas que nos avergüenzan.

Así que, en vez de tener dificultad para decidir o pasar la mitad del tiempo siguiendo a Dios y la otra huyendo de Él, nuestra vida se inclinará hacia escuchar y obedecer. No nos resistamos. Decidamos pertenecer y ser leales solo al Señor, nuestro Dios. 

Tal vez también te interese leer:

3 hábitos del pasado que nos sirven para ser personas más sanas   (Hazlos parte de tu vida)

El cansancio    (Descubre qué te roba fuerza)

¿En dónde está tu enfoque?   (Tú puedes elegir el mejor enfoque)

El dominio de la falta de dominio   (Ten el control de tu carácter)

Margen    (Sigue el consejo y mantén el margen)

3 verdades que te motivarán al cambio   (Apóyate en estas verdades)

Cómo hacer cambios duraderos    (Descubramos cómo lograrlo)

Soy uno, ¿cómo luchar con mi lado oscuro?    (Descubre más del Eneagrama)

#Sinfiltro    (Estás dispuesto a ser auténtico)

La doble moral y yo    (Busquemos ser íntegros)

Conocer a Dios para conocernos   (Esta es una verdad que hay que experimentar)

¿Qué tanto te conoces?     (Aquí tendrás más información sobre el Eneagrama)

Anterior
Anterior

Entre frutos y comida: Curry-adicto

Siguiente
Siguiente

¿Buscando más vitamina C?