Ten a la mano tu historial médico
Hay bendición en ser previsora
Por Sara Trejo de Hernández
En varias ocasiones, cuando visito a un nuevo ginecólogo o médico especialista, me hace muchas preguntas de datos y fechas que no siempre tengo presentes.
Llevo más de seis décadas en este planeta y he pasado por varios consultorios, doctores y hospitales. Naturalmente, aunque me es fácil recordar algunos datos básicos, a veces se me escapan otros detalles.
De joven nadie me dijo que sería importante llevar un registro personal de mis antecedentes e historia clínica incluyendo padecimientos y medicamentos, así como datos de mi vida sexual y reproductiva. Esta información es muy importante porque le sirve a los doctores al diagnosticar enfermedades y para tomar en cuenta posibles contraindicaciones al dar un tratamiento.
De haberlo sabido, desde jovencita hubiera hecho esta lista, porque ya no recuerdo algunos datos con exactitud. Sin embargo, como nunca es tarde, desde hace tiempo elaboré una tabla con todos estos detalles. Esto me facilita compartir toda la información que requieren mis doctores.
Es importante añadir a este documento los antecedentes familiares, es decir, enfermedades que sufrieron mis padres y abuelos.
Esta es una muestra de mi lista.
Antecedentes familiares
Enfermedades crónicas de padres, abuelos maternos y paternos.
Cirugías
Nombre del padecimiento y fecha en que se realizó la cirugía
Ginecólogo
¿Cuándo inició su ciclo menstrual?
¿Cuándo inició su vida sexual?
¿En qué año tuvo su primer embarazo? ¿Cuántos embarazos tuvo? ¿Fueron partos normales o cesáreas?
¿Tuvo algún aborto, qué edad tenía?
¿Ha tomado anticonceptivos? ¿Durante cuánto tiempo?
¿Ha tenido tratamiento de reemplazo hormonal? ¿Cuánto tiempo?
Médico general
Tipo de sangre ¿Es alérgica a algún medicamento?
Padecimientos actuales y medicamentos que toma.
Otros especialistas
Esta tabla se puede expandir con una sección para cada especialista, incluyendo toda la información que sea útil: citas, medicamentos, estudios y conclusiones del galeno.
Originalmente elaboré mi documento e imprimí una copia para ponerla en la carpeta que llevaba a mi cita, porque tengo una para cada especialidad. Así que debía mover mi hojita cada vez que iba con otro doctor. Aunque era medio latoso, estaba cubierta con la información.
Después descubrí que, como mi archivo estaba guardado en la nube, ligado a mi cuenta de correo electrónico, podía consultarla desde mi teléfono móvil. ¡Qué maravilla!
Otro de los beneficios de esto es que, en caso de sufrir un accidente, mi esposo o mis hijos pueden tener acceso a esta información, ya que puedo compartir con ellos este documento.
Además si personas diferentes me cuidaran en el hospital y no todos estuvieran a la hora en que el médico tratante da las indicaciones, podrían usar este recurso para anotar las novedades en esta hojita y todos tendrían acceso automático a ellas. En momentos difíciles, esto podría aligerar la carga de todos a mi alrededor.
Sé que el Señor tiene mi vida en sus manos, pero también sé que hay bendición en ser previsora.
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